jueves, 10 de septiembre de 2009

FE


Cosas bonitas, sin ser demasiado grandes,
consiguen desplazar del alma el peso
de cualquier "se avecina tormenta".
Siempre hace falta la FE
en lo que uno hace,
pero sólo cuando el miedo al naufragio
se propaga como el fuego
es cuando la FE
adquiere su función natural
de iluminar a ojos cerrados.
Es una brújula que marca
siempre hacia lo desconocido.
Incluso en el momento
en que todo parece indicar
que, esta vez, no hay salida.
Cosas bonitas, sin ser demasiado grandes,
consiguen que el camino tenga sentido.

Gracias a los que nos acompañasteis a David y a mí anoche, cuando quieran repetimos.

1 comentarios:

Mar Goizueta dijo...

Bonitas palabras
Gracias a vosotros por el concierto, me encantó
Un beso :-)

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